Semana seis

Una luz en las tinieblas

“Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: ‘Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida’” (Juan 8:12, NVI).

Abel Hernández nunca olvidará el día en que llegó a su casa para encontrar una multitud en la calle cerca de su hogar en La Habana, Cuba. Pronto descubrió que toda la conmoción se debía a que Pablito, un joven de su vecindario, había cometido suicidio después de luchar contra su drogadicción.

Dios usó esta tragedia para llamar a Abel a ministrar entre los jóvenes cubanos adictos a las drogas y al alcohol. Hoy como pastor, Abel tiene la visión de alcanzar a estos jóvenes y a otros que están luchando para sobrevivir en las calles.

“Cuando comenzamos a poner en práctica esta visión, comprendimos que un joven que viene de la calle necesita volver a la calle. Él llega herido, pero regresa transformado, a una nueva vida guiada por el Espíritu Santo”, dice Abel.

Varias noches por semana Abel abre un pequeño garaje e invita a la gente de la calle a entrar y adorar. Preocupados por llevar el Evangelio a las calles, los jóvenes cristianos de las iglesias locales también se unen al grupo. Juntos forman el eslabón que une la iglesia con las calles, dice Abel.

El garaje pronto se convierte en un lugar donde sólo entra la gente parada, a medida que más y más jóvenes se reúnen para adorar antes de salir a testificar por las calles. Compartiendo la visión de Abel, estos jóvenes aprenden a amar a los parias de su ciudad. “Una vez que tienen la visión, salen a las calles y comienzan a ganar a otros para Cristo – aquellos que están sufriendo y no tienen un propósito en la vida. Así es como lo hacemos”, explica Abel.

Después de adorar, Abel y su grupo salen a las calles cerca de medianoche, para recorrerlas hasta las 4 de la madrugada, compartiendo a Cristo con la gente de la calle en el centro de La Habana y en los parques de la ciudad.

“Nosotros decimos que las cucarachas y las ratas siempre salen de noche. Como esas son las personas que estamos buscando, sólo vamos durante las horas en que ellos aparecen”, dice Abel.

Mientras van para hacer brillar la luz de Cristo en medio de las tinieblas, estos jóvenes creyentes dependen de la oración. “Nosotros oramos porque sabemos que hay personas sufriendo en todas nuestras ciudades – drogadictos y prostitutas. Por eso nos preparamos para salir,” dice Abel.

Abel sabe por experiencia propia que esta preparación es crítica. Cuando era todavía muy joven, “yo también estuve involucrado en las drogas y en la delincuencia”, nos dice. “El Señor me sacó de todo eso y me llamó a alcanzar a otros. Dios está buscando más personas que quieran honrarle”.
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Domingo 27 de abril, día 36

Ore por Abel Hernández (ver historia semana 6), y por los creyentes cubanos que comparten a Cristo en las calles de La Habana. Ore que los que están espiritualmente perdidos vean que hay algo diferente en esos creyentes. Pida que el Espíritu Santo atraiga hacia Cristo a las personas de la calle. Que el Señor transforme sus vidas y los use para llevar a muchos más al Salvador.

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